22 diciembre, 2015

¡OJO AL PIOJO!



Debo reconocer que sentí algo parecido al pánico cuando mi hija, con seis años de edad, me dijo que le picaba mucho la cabeza. Y eso que estaba advertido, unos días antes había recibido una carta del colegio en la que recomendaban que revisáramos las cabezas de los niños, ya que se habían comunicado varios casos, alguno de ellos en la clase de Andrea. Lo especial del caso era que la carta estaba firmada por mí, una semana antes se la había entregado a la directora del Centro para que la remitiera a las familias. La carta contenía, además, las recomendaciones básicas para "empezar a trabajar".




Tirando de memoria, recuerdo que en aquel momento, en el baño de mi casa, con mi hija delante y una lendrera en la mano, comencé a reconocer que acababa de "colgar los galones" y me había convertido en un padre, que aquella retahíla que tanto había contado a otros padres, me la tenía que aplicar de "pe" a "pa".
Y bueno, tuve éxito, pude eliminar aquellos indeseables elementos, y la suerte de no tener que lidiar con ellos nunca más. Bueno, como padre; como médico "la vida sigue igual".




No, no creo que tenga fin. Mientras que el ser humano permanezca como lo conocemos, continuará acompañado de SUS parásitos. Sí, SUS, porque son de nuestra especie y solo desaparecerán cuando la especie de la que se sustentan desaparezca (salvo que sean más listos que nosotros y muten). Este es el primer mensaje que trato que entiendan las madres (los padres suelen estar en otras cosas) que acuden a las reuniones convocadas por los directores, alarmadas por algo que suelen entender mejor las abuelas que ellas.




Y lo segundo que les explico es que, igual que tienen un termómetro en casa para medir la temperatura cuando hay sospecha de fiebre, deben contar con una peinilla o lendrera, que, con toda seguridad, van a usar a lo largo de la escolaridad de sus hijos. Y lo digo en todos los colegios donde me han llamado, públicos y concertados, en los del casco urbano y en los de la periferia, porque hoy en día lo de los piojos es universal (bueno, en realidad siempre lo fue, otra cosa es que se reconociera). 





Y lo tercero, PARA MÍ LO MÁS IMPORTANTE, es que no pongan nada en la cabeza de sus hijos hasta que no constaten que tienen un piojo. Cada vez hay más niños atópicos y los productos, incluso los que dicen ser preventivos, no podemos olvidar que son productos químicos para matar bichos. Además, el uso continuado de productos que llaman preventivos lo que hace es vacunar a los piojos y, claro, cuando tenemos que echar mano del pediculicida, se resisten "como gato panza arriba".




Resumiendo, lo realmente importante que debemos transmitir sobre la pediculosis en mi opinión es:

- Asumir que algún día los tendremos en casa, si aún no han sido invitados.
- Que no se trata de un problema de salud importante, aunque sí hay que tomar cartas en el asunto, ya que sigue causando rechazo social, y, en algún caso concreto, puede ser causa de infecciones por rascado.
- Que la eliminación manual (con lendrera o peinilla) de las liendres (los huevos de los parásitos) sigue siendo aún el proceso fundamental para la desaparición de los parásitos.
- Que el control debe realizarse en toda la familia, ya que a veces recidiva, porque no se vigila y trata al resto de familia.
- Que se debe consultar al médico si, tras seguir las recomendaciones, no se logran erradicar los piojos, antes de continuar poniendo pediculicidas.
-  Que se deben seguir las recomendaciones al pie de la letra sobre los productos a utilizar y vigilar el mercadeo que existe con tratamientos de poca o ninguna eficacia demostrada, el último aparecido en el mercado o, en ocasiones, el que nos ofrecen con mayor margen comercial, que de todo hay.
- En caso de encontrar piojos y tratarlos con un pediculicida, REPETIR EL TRATAMIENTO QUÍMICO a los 7-10 días, sin dejar de aplicar el mecánico (peinilla o lendrera) diariamente.




A continuación relaciono algunos documentos escritos y audiovisuales que tratan, en mi opinión, muy bien el tema para obtener una información más precisa y que coincide con lo que venimos transmitiendo desde hace muchos años a las madres y a los pocos padres que se interesan en estas reuniones.
Y para terminar, una anécdota profesional; la primera charla que tuve que prepararme e impartir, recién acabada la licenciatura, como titular (sustituto) de sanidad, fue sobre Pediculosis (y jamás había visto uno).
Paradojas de la vida...

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